sábado, 17 de enero de 2015

Chikunguña: Ninguna pandemia, pero sí mucha desinformación

Ante un despacho noticioso de una agencia internacional que hoy expresa la situación del caribe colombiano como la de una "pandemia con gran impacto", se hace necesario aclarar y exigir el correcto uso de los términos para evitar que se generen situaciones de pánico en el país ante un evento tan importante como el Chikunguña; cuya interpretación requiere, tanto de los médicos como de de los medios de comunicación, una especial responsabilidad,

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define una pandemia como la "expansión de una enfermedad infecciosa a lo largo de una área geográficamente muy extensa, básicamente el mundo". Según la OMS para declarar una pandemia es necesario que: 1. aparezca un nuevo virus o la mutación de uno ya existente, 2. que el virus sea capaz de producir casos graves, con mortalidad significativa, 3. que el virus tenga capacidad de transmitirse de persona a persona con rápido contagio.

La situación emergente de propagación de la fiebre Chikunguña en 44 paises de las Américas no cumple en rigor ninguno de los tres criterios. Su extensión ha sido lenta en el contexto mundial desde el primer caso en África en 1952, la mortalidad como causa directa es muy baja. por debajo de 0.00 y no hay transmisibilidad  de persona a persona, sino por interpuesto mosquito (o vector). En el mundo moderno, cualquier pandemia debe ser declarada por el organismo rector mundial de la salud, la OMS.

De manera que hablar del Chikunguña como una pandemia lo único que busca es generar pánico ante una expresión que la mayor parte de la población no entiende en su definición técnica, pero sí asocia con un hecho de gravedad inusitada.

Epidemia es cualquier situación generada, en la salud de una comunidad, por una enfermedad que se propaga en un área geográfica circunscrita, a un número de individuos mayor al esperado en un término de tiempo determinado. Se podría decir que en Colombia estamos atravesando una epidemia de Chikunguña, en la que la estimación para el país es de 670,000 casos en la fase epidémica; tal como lo alertó el Ministerio de Salud y Protección Social a principios de Septiembre de 2,014. Sin embargo, en la forma que se ha venido presentando la progresión del Chikunguña a lo largo del país, quizá sea mas correcto hablar de brotes epidémicos progresivos, ya que es evidente que el proceso ha sido focalizado, con municipios que han venido siendo sido afectados progresivamente. En este inicio de 2015 se puede decir que varias ciudades y municipios de Bolívar ya ha  superado la fase epidémica, mientras en muchos municipios del interior del país el brote epidémico aún no se ha iniciado.

Pasada la situación de epidemia seguirá una fase endémica que define a cualquier enfermedad que se mantenga a lo largo de mucho tiempo en una área geográfica. Es posible que se presenten en el futuro nuevos picos epidémicos de Chikunguña; tal como sucede actualmente con el Dengue.

Por último, enfatizar los efectos extremadamente nocivos del pánico en salud pública. Los artículos 368 y 369 del Código Penal nos recuerdan las obligaciones que todos los colombianos tenemos en el control de las epidemias y de sus efectos negativos sobre la sociedad.

Agregar ansiedad y desconcierto al dolor humano que representa el padecer Chikunguña  adiciona el el morbo (de quien desinforma),  con una carga adicional e injustificada sobre los colombianos  en este transitorio momento de nuestra historia epidemiológica.

domingo, 11 de enero de 2015

La comunicación del riesgo en tiempos del Chikunguña

Se ha generado alguna controversia por la expresión del Presidente Santos respecto a que “el Chikunguña no mata”; afirmación realizada en el contexto de la reunión realizada hace pocos días con alcaldes, y el taller de periodistas en Girardot; municipio del alto Magdalena donde el brote se encuentra en fase expansiva de la epidemia.
Es necesario afirmar que la declaración del presidente es del todo correcta y representa el mensaje que desde lo que en salud pública se denomina comunicación social del riesgo, se debe transmitir a la comunidad; veamos por qué.
Desde el punto de vista técnico es evidente que la mortalidad del Chikunguña está asociada a la presencia de otras enfermedades y la afectación de grupos particulares de riesgo (ancianos, mujeres embarazadas, recién nacidos, personas con malas condiciones de salud). La evidencia muestra cómo en los 44 países de América donde la enfermedad es emergente, la mortalidad se asocia a la presencia de enfermedades cardíacas, respiratorias y síndromes de muerte en recién nacidos donde la causa principal es aquella que origino el deceso, no el Chikunguña.
El Ministerio de Salud presentó desde hace meses una proyección donde se estimó que en la fase epidémica el país iba a presentar 670,000 casos de enfermedad, una cronicidad del 15% (casos con curso clínico de más de tres meses) y una probable mortalidad del 0.000022%. Al aproximar, efectivamente el cálculo de la mortalidad es cero.
A ello hay que agregar varios ingredientes:
1.     El Chikunguña es una enfermedad muy reciente y poco estudiada. Las estimaciones de morbilidad y mortalidad están basadas en la epidemia de la Isla Reunión donde la virulencia de la enfermedad fue alta.  Obviamente, tanto las condiciones particulares de esa población (genéticas y sociales), como su entorno ambiental son difíciles de trasponer a otras latitudes.
2.     Los determinantes sociales son diferentes en cada sociedad o comunidad y afectan las condiciones de la epidemia y el curso de la enfermedad. De hecho, la proyección de Colombia que fue realizada con los datos de República Dominicana, únicos disponibles en las Américas, ya ha sido ajustada en cuanto a la duración de la fase epidémica. La existencia de barreras naturales y la extensión de nuestro país ha afectado el curso de la epidemia. Ha sido más lento y focalizado que la progresión presentada en las islas del Caribe.
3.    No conocemos a cabalidad las condiciones de virulencia, en el continente, del  serotipo del virus Chikunguña que nos está afectando, el serotipo Asiático, frente al Oeste Africano, y en particular el Este Central Suráfrica, que afectó a Isla reunión y sobre el cual se han hecho las estimaciones de morbilidad, cronicidad y letalidad.
De  manera que a las proyecciones siempre se les debe considerar considerar lo que son: estimaciones. En el caso del Chikunguña la historia de la epidemia todavía está por escribirse y si los reportes de menor virulencia en nuestro continente que ha hecho la Organización Panamericana de la Salud se confirman, podemos esperar un curso epidémico de baja intensidad, lo cual no excluye alguna muerte atribuible a la enfermedad en los certificados de defunción; particularmente casos aislados donde no se logre investigar a cabalidad las causas del deceso, o donde los límites de la evidencia científica no permitan asociar alguna causa básica.      

Esto no invalida el mensaje del presidente. El país tiene que tener claridad sobre la  enfermedad y darle la justa dimensión para evitar situaciones de pánico, que son algunos de los eventos más nocivos en la salud pública. Todos los medios de comunicación deben entender que los sesgos y énfasis mal puestos en las noticias de salud pública pueden llevar a la afectación de la comunidad y que en la salud pública lo importante no es la noticia sino el mensaje. Esto es esencial en su responsabilidad social frente a la comunicación en salud.